"...tengo una alfombra de jornadas y el tiempo hecho pelusa, de tanto enredarse en esa sensación pegajosa de la nada."
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Caverna feisbuk: #Kitsune o El Zorro Zipón +----- Caraderno de Notas: 3

23 Octubre 2013

#Kitsune o El Zorro Zipón +-----
(link del 1: http://bit.ly/Kitsune1)
(link del 2: http://bit.ly/Kitsune2)

Como expliqué en mi anteriores notas, en Japón, ver “kitsunes” en chicas o mujeres jóvenes, es como en Galicia el tema de las Meigas, haberlas haylas y punto, ni se discute.
Pero claro, si acuso a mi vecina de kitsune, por rasgos zorrescos, belleza deslumbrante e inteligencia despampanante y además le gusta el tofu (alimento que enloquece a los kitsune), pero, a la hora de buscarle las nueve colas no encontramos ninguna, y su sombra es la de Mei o Mitsuki o Kokoro... y no la de un animal de cuatro patas, y además, aunque la torturemos o la echemos los perros, no se transforma en zorra, pues haríamos como siempre se ha hecho; antes de dudar de nuestra certeza, lo resolvemos sumando un poder más a los Kitsune, esto es: el de posesión.
Y así tenemos el El kitsunetsuki, que literalmente significa "el estado de estar poseído por un zorro".

La víctima será normalmente una chica, y el kitsune entrará por debajo de sus uñas o a través de sus pechos para alimentarse de su energía vital (como los vampiros) y fortalecerse. Y mira tú por donde, que al poseerla, si antes no sabía leer o escribir o hacer la O con un canuto, ahora será una réplica de mi querida Murasaki Shikibu y además hablará latín o Swahili de Comores, entre otros magisterios.

Lo cierto es que bajo esa posesión, métanse todos los síntomas de estados mentales incomprendidos en aquellas épocas y estas, y tendremos a una posesión kitsune, a falta de los demonios occidentales.
Y como se pueden imaginar, había una caterva de exorcistas especializados para liberar a poseídas, y si no se encontraba uno, pues se usaba el camino de en medio y eran apaleadas o quemadas, porque de no hacerlo la desgracia caía en la familia de la susodicha, y los estigmas son igual allí que aquí, fáciles de poner e imposibles de quitar.

Recuerdo, que si un varón presenta belleza e inteligencia prodigiosas, no se verá en él, posesión alguna (normalmente), ni buscarán su cola (que haberla hayla como en las meygas, al menos una) sino que por pura lógica, se le considerará hijo de kitsune-mama y hombre. Y será afortunado y con la opción de ocupar altos cargos.

Un poder bastante curioso de los kitsune es el de las esferas de estrella o en japonés “oshi no tama” joyas, perlas, cebollas luminosas… una versión de ‘fuegos fatuos’ que se representan en el folclore japonés ligados a kitsune o en las poseídas por kitsune. Muchos expertos en zorrerías, tienen fundadas razones que estos fuegos esféricos, contienen el alma del kitsune, y que por ello si un humano obtiene uno, el Zorro en cuestión le deberá un favor que no podrá negarle. Y aquí podríamos enlazar ese poder de los kitsune, con la tradición no literaria sino sensorial, de ver zorros de fuego, Kitsune-bi, o hitobosu o hitomoshi o rinka, muchos nombres para referirse a ellos, demostrarían que existen; y como los ovnis han sido avistados con sus bolas brillantes aquí y allá, e incluso los expertos explican los rituales para hacer aparecer las bolas, como rozar sus colas, e incluso a veces parecerán que arden.

En los textos Shokoku Rijindan de la era de Kanpō, se relata que si eran atrapados por pescadores con una red, tenían asegurada la iluminación por las noches, no es muy romántico, pero absolutamente práctico.
Con su luz, los zorros de fuegos, lo mismo podían ayudar al caminante en la noche a no perderse, como a extraviarlo, dependía si eras bueno o malo, o el zorro bueno o malo.
Dicen los campesinos, que los han visto, que los zorros con sus kitsunebi se reúnen debajo de un árbol japonés típico llamado enoki, y que si las reuniones son grandes, la cosecha será buena.

Recapitulemos: los kitsune a las mujeres prefieren poseerlas, y a los varones fastidiarlos; si los kitsune son muy malos, se ensañan con gente honrada; pero Uy! si son cachondos y traviesos pero buenos; la toman contra los Samurais orgullos o vanidosos (¿había alguno que no lo fuese?) o contra comerciantes avariciosos o contra gente pretenciosa; en fin, diversión asegurada para deleite de las masas.

Hay que recordar, que los Kitsune son leales y cuando dan su palabra, a fe suya que la cumplen, y cuando la toman con algo, a cabezones no hay quien les gane.

Así, que son pesados, en el amor, en la posesión, en el cumplimiento de un encargo y en lo que se les ponga por delante; quitarse un kitsune de enmedio si es travieso o malvado, cuesta mucho, pero que mucho.

Esta vez sí, dejaré un cuento del Konjaku Monogatari:

Érase una vez una joven mujer poseída por un kitsune, que habló de esta manera a los vecinos de un poblado:
- estoy aquí para conseguir un poco de comida, a ser posible tofu, no tengo pretensión de causarles mal alguno- y diciendo eso, hizo aparecer un fuego del tamaño de una mandarina y empezó a realizar malabares con el mismo, a modo de juglar titiritera.
Los lugareños, ya temían algún truco de la poseída, al ver de lo que era capaz.

Un joven samurai, aprovechando la confianza de la chica, le arrebató la bola de fuego.
- Devuélvemela- le dijo ella- no sea malvado- mientras el samurai se reía, y ella le imploraba con lágrimas en sus ojos rasgados de zorruna (o digo yo, de japonesa)
Pero viendo que el samurai no se la devolvería, la chica dijo:
- Mi bola de fuego, en tus manos será inútil; si no me la devuelves te maldeciré con un hechizo, pero si me la das ahora, prometo protegerte como si fuese tu ángel de la guarda.
El samurai pensativo, le dijo: - ¿es eso cierto? ¿no me engañas?
- Absolutamente no- dijo la chica- en estas cosas mantenemos la palabra, ¿qué clase de kitsune crees que soy?
Así que el joven samurai, le devolvió el fuego pelotudo y cada cual por su sitio.

La familia de la bella joven había llamado a un ascético exorcista para liberarla de la posesión del kitsune, y así lo hizo, a Shinto gracias, pero al volver en ella, comprendieron que el kitsune también se había llevado con él la bola de fuego y santas pascuas.

Pasado el tiempo, el joven samurai se encontraba (a saber porque) en un suburbio de Kyoto llamado Uzumasa, y siendo de noche y el lugar decrépito sintió que aquel barrio era altamente peligroso; con más miedo que vergüenza y sin saber que hacer, invocó al kitsune.
- KITSUNE, KITSUNE! - y dicho y hecho, allí apareció el zorro respondiendo a su llamada.
- Me alegro de verte, y veo que es cierta la promesa que me hiciste- dijo el samurai- te hice llamar porque me temo lo peor en este sitio y te pido ayuda, porque seré un samurai pero solo tengo una ropa interior limpia o la tenía (me ahorro descripción de olores).

El kitsune, (recordemos que lo saben todo), dijo al samurai que lo imitase.
El Zorro comenzó a caminar rápido y agachado (lo que se conoce en japón como “el andar del zorro” kitsune ashi, kitsuni bashiri o kitsune aruki, y como ya explicaré en otras notas, un referente para las técnicas Ninja, de la que el kitsune es referente en manuales.)
El joven samurai, imitó en todo la posición del zorro y sus andares y así atravesaron sin ser detectados, entre un grupo de ladrones-asesinos armados con arcos y lanzas que estaban planeando desvalijar casas.

Ya seguro, el Zorro le aulló al samurai al final del camino, y hubo más veces que acudió en su ayuda, lo que nos demuestra como moraleja y según dice el cuento, que el kitsune es un animal leal y agradecido, a quien bien le trata, (aunque sea un capullo).

Suyo, Z+-----

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