En su balcón y a su mesa, sin máscara.

Llegó el momento de desenmascarar al señor Zorro, porque sería de mal gusto, sentarme en sus mesas cubiertas de manteles navideños, suculentas viandas y ríos de vinos y burbujas, con sombrero y máscara.
Nunca imaginé el efecto que, llevar estas negras sedas, me causàra en el ánimo.
Y pues, el disfraz nos aliena (sea antifaz, uniforme o traje), yo acabé creyendo (como niño) que el Zorro, era. Y que aquel regalo navideño, de crear poesía, que nunca tuve, a pesar de mis lloros y de espera ingenua (hasta que deja de serlo, al mirarte en los genios), se cumpliría si robaba una capa y espada, sin-vergüenza, y luego paseando travestido por estos pasadizos de una blogosfera infinita, el Don del Arte me fuese insuflado como lluvia de estrellas, devolviéndome desde ese momento, aquel deseo de la infancia y motivo de añôro.

Qué ingenua fue la noche tejedora,
pues altivo el día ignoró ir vestido.
Soy aquel lucero de nocturno brillo,
venerada luz, que es olvido al alba.

No seré resplandor tenue de ocaso,
mi sol brilló en nebulosa perdida.
A caballo, solitario espíritu,
avanzaré invisible hacia el fracaso.

Un día hace ya meses, me dí cuenta que mi corazón estaba en manos de blogs, también de lectores, y que me había desnudado tan sinceramente, que no quedaba piel sobre mis venas.
Y temeroso, seguí con mi espada de Zorro, creyendo que nadie me notaría desnudo o que ninguno entraría en mi cueva, sino a riesgo de perderse y no encontrarme.
Pero entraron... ¡y vaya si me encontraron!, y me sentí como Segismundo al verse expuesto frente a Rosaura, y que Calderón de la Barca sublimó, encarcelándolo entre versadas piedras donde sopesar su alma. Pienso, que es un regalo leer el original -inigualable- y no mi forma burda de contarlo.

Hoy mientras escribía este texto, el IP visitante 11.111 entraba en mi cueva, desde Tarrasa (Cataluña) y visitó atraído, el título de 'Solos SomoS soloS', pues este palíndromo original de J. de la Vega, es mi esencia o blasón de armas, y solo resulta ser la entrada a mi cueva 'The Curse of Capistrano' y 'SoloS' es tal vez mi laberinto.
Porque mi Soledad reclama compañía en su azul intenso, que al reflejar el nada significa ello, y en la quietud que me comulga acompañado por un verso, cada día me salvo al no ser otro, que el aislado Zorro, así ayer, lo dejaba escrito en el balcón de Tesa, en encriptado texto.

En realidad, no me siento animado a las cenas, ni a sentarme con nadie que reclame mi risa, pero sí quizás tumbarme con todos, no sería problema, y así rodar por una empinada rampa hacia la Sima de un Vuerso imposible, donde rasgar de lo auténtico un roce o un abrazo firme.
Aunque casi con certeza, como el año pasado, limpiaré mi cueva de alados hados ciegos, negros y chillones, para soplar sobre mi palma en la roca, con colores de sangre, dejando la marca de unos dedos, largos y pulsantes, como señal del mejor y peor año que para el Zorro existe.

Suyo quedo, J. de la Vega Z+-----