Chocando con los muros de la iglesia, la misma melodía recorría las paredes con siglos de entereza.
Yo te buscaba África en los frescos sobre piedra ya caídos, cuando tú eras virgen de blancos y llena de verde; también la buscaba a ella, mi amor y mil viajes por venir y sueños por recorrer donde perderse.
De aquella ceremonia sé, que solo queda olor a granja, a estiércol removido por las bestias, que como memorias, piden recobrar comiendo un tiempo perdido, mientras que defecan pasto, ya seco y amarillo.
Pero hasta del estiércol nace vida y así se cumple el pacto con lo oculto, con lo eterno en nuestras huellas como especie y como humanos africanos que siempre fuimos.
Sinceramente, yo pienso que la encanté, pero nunca la enamoré como tu sabrías, amigo.
El enamorado fui yo, hasta que mi amor volaba tan solo, que perdió el rumbo y cayó exhausto, muerto de frío y aburrido. ¡Dios sabe ¿cómo y cuándo?; pero yo sí sé donde y fue allí, en África.
Y eso me queda en la perdida, eso recuerdo en la agonía, haber volado sus paisajes, sentido su frío, mirado sus hierbas, perfumado en su sabana mi llanto, agitado mi amor moribundo en su tierra, esperado el fin de mi principio, y hacerlo soñando.
Siempre soñando contigo, con tus gentes con tus cantos, con tu fiereza, con tu espanto, la mia Africa... tú no me defraudas, tan solo me emocionas, aunque sirvieses de final de una esperanza, me dejaste fundirme en tu destino sin preguntas.
Yo te buscaba África en los frescos sobre piedra ya caídos, cuando tú eras virgen de blancos y llena de verde; también la buscaba a ella, mi amor y mil viajes por venir y sueños por recorrer donde perderse.
De aquella ceremonia sé, que solo queda olor a granja, a estiércol removido por las bestias, que como memorias, piden recobrar comiendo un tiempo perdido, mientras que defecan pasto, ya seco y amarillo.
Pero hasta del estiércol nace vida y así se cumple el pacto con lo oculto, con lo eterno en nuestras huellas como especie y como humanos africanos que siempre fuimos.
Sinceramente, yo pienso que la encanté, pero nunca la enamoré como tu sabrías, amigo.
El enamorado fui yo, hasta que mi amor volaba tan solo, que perdió el rumbo y cayó exhausto, muerto de frío y aburrido. ¡Dios sabe ¿cómo y cuándo?; pero yo sí sé donde y fue allí, en África.
Y eso me queda en la perdida, eso recuerdo en la agonía, haber volado sus paisajes, sentido su frío, mirado sus hierbas, perfumado en su sabana mi llanto, agitado mi amor moribundo en su tierra, esperado el fin de mi principio, y hacerlo soñando.
Siempre soñando contigo, con tus gentes con tus cantos, con tu fiereza, con tu espanto, la mia Africa... tú no me defraudas, tan solo me emocionas, aunque sirvieses de final de una esperanza, me dejaste fundirme en tu destino sin preguntas.
Y así, mi amigo de la Vega, aquello que olvidar tiene de bueno, es que sirve para separar el grano de la paja y con ello moler lo que es justo para amasar la buena vida y hornearlo con el tiempo y bajo el cielo.
R.J.Banda sonora original: Memorias de África (Out of África)
Temas: Yo tenía una granja en África (I had a farm in Africa)-Volando sobre África (Flying over Africa)-Solo en la granja (Along on the farm)- Titulo final /Tú eres Karen (End tittle-You are Karen)
Temas: Yo tenía una granja en África (I had a farm in Africa)-Volando sobre África (Flying over Africa)-Solo en la granja (Along on the farm)- Titulo final /Tú eres Karen (End tittle-You are Karen)
"Memorias de África", obra autobiográfica (idealizada) de Karen Blixen, bajo el seudónimo de Isak Dinesen.
PELÍCULA: Esta es la película de mi vida, de la que me enamoré cuando la vi por primera vez, un año después de su estreno.
Y como en todos los amores, hemos vivido momentos mejores y peores, pero nunca me llegó el desamor con ella. Así que, cualquier cosa que diga, puede ser leído desde ese sesgo.
Primero, la considero una obra maestra del arte cinematográfico.
Ahora debo definir arte, y para mí, es la expresión humana, que usando lo físico para impresionar nuestros sentidos, es capaz de transmitirnos de una forma indeleble algún sentimiento o emoción proyectado por su autor/a; cuando además eso alcanza una intensidad, donde decirlo o transmitirlo mejor, desde el punto de vista del receptor parece imposible y eso es compartido por más personas que por menos, podemos considerarlo obra maestra.
Memorias de África, como película es todo eso... primero lo genial e indefinible de su banda sonora, su tema principal, es una oda a la emoción, juega y forma parte de la historia con tal intimidad, que una sin la otra no se comprenden. Pero a la vez, por sí sola, podría ser un clásico de clásicos.
Segundo, su fotografía, alguien puede pensar que es fácil, cuando lo fotografiado es bello, pero no es tan fácil cuando lo bello es África y cuando el decorado es otro actor de la película.
Así que esa fotografía, nos hace volar hacia el pasado anclada en el presente y no sobran ni actores ni personas, ni trenes, ni casas ni leonas; por lo tanto ese equilibrio lo consiguen y lo hacen con maestría, con dignidad; y desde lavar un cabello sin artilugios técnicos, que al verlo todos soñamos hacerlo o que nos lo hagan, allí justo en ese margen de río que puede ser cualquier río. O cuando nos desvía con elegancia visual fantástica del disparo hacia el felino a los labios sangrados por el rojo de otra hembra y casi podemos sentir a pleno sol con el olor a muerte, el deseo en su boca... y de ahí a unas noches irreales que cuando ocurren, lo hacen dulcemente.
Su guión, se basa en un texto hermoso, por sentido, en cierta forma verídico y humano, pero el arte de Karen Blixen se ve reforzado, por lo que su pluma solo alcanza después de haber estado en ese África aristocráticamente personal, que ella vivió y que la película reproduce para lujo de los espectadores y también de sus lectores pasados y futuros, convirtiéndolo en varias historias de pasión.
¿Y qué nos hace sentir esta obra maestra?
Pues, ni más ni menos que el sentido del amor, un amor pasional y efímero, pero no por ello, menos eterno que el continente que lo forja, no menos hermoso que los paisajes que conoce, no menos fuerte que las gentes que lo habitan, no menos real que la muerte que lo persigue, no menos convulso que los tiempos que vive, no menos onírico y frágil que el mundo que describe...
Y no hablo solo de amor hombre-mujer-hombre, que se da, sino de como el mundo se observa desde ese caleidoscopio de alma enamorada, que a su vez necesita enamorarse, que debe enamorarse, que es imprescindible que se enamore, porque sabe que ese es el lugar y el momento y por eso Karen amará todo, empezando por ella, por su pasado y presente, por lo que la rodea y lo que está viviendo, hasta que deje de estar y el amor pase a otro estado, para nuestra suerte, su memorias y su futuro.
¿Existe otro amor posible? si has vivido ese, no puede existir otro que lo sustituya, que lo iguale, que lo asemeje. Si has vivido ese África, cualquier otra parte del planeta te parecerá yerma, incolora e inmóvil.
El final de los personajes, de aquel África colonial y su tiempo, es lo que permite validar que todo ha sido cierto, que el amor acaba como empieza, sin esperarlo, aunque todos podían pronosticarlo y desearlo.
Hoy África sigue allí, y la casa de Karen Blixen y las colinas de Ngong y las migraciones de ñu y los masáis... También los turistas y un mundo menos clasista e idílico, aunque igualmente injusto para los de siempre. Puedes visitarlo, pero no te hace falta, si solo buscas amor o enamorarte.
Hoy el amor, el verdadero, el pasional, el que sube hacia las nubes y vuela y muere allí... sigue estando. Y para quien ha estado o quiere estar, escuchar la banda sonora de Memorias de África, nos hace imaginar por minutos, seguir allí volando, entre un cielo de pasión y una tierra de esperanza, los mejores posibles..., sin dialogo o mejor contando cuentos, que improvisamos instintivamente mientras se abren los sentidos y sabemos que estamos vivos y vivimos al tiempo por un tiempo.
Y como en todos los amores, hemos vivido momentos mejores y peores, pero nunca me llegó el desamor con ella. Así que, cualquier cosa que diga, puede ser leído desde ese sesgo.
Primero, la considero una obra maestra del arte cinematográfico.
Ahora debo definir arte, y para mí, es la expresión humana, que usando lo físico para impresionar nuestros sentidos, es capaz de transmitirnos de una forma indeleble algún sentimiento o emoción proyectado por su autor/a; cuando además eso alcanza una intensidad, donde decirlo o transmitirlo mejor, desde el punto de vista del receptor parece imposible y eso es compartido por más personas que por menos, podemos considerarlo obra maestra.
Memorias de África, como película es todo eso... primero lo genial e indefinible de su banda sonora, su tema principal, es una oda a la emoción, juega y forma parte de la historia con tal intimidad, que una sin la otra no se comprenden. Pero a la vez, por sí sola, podría ser un clásico de clásicos.
Segundo, su fotografía, alguien puede pensar que es fácil, cuando lo fotografiado es bello, pero no es tan fácil cuando lo bello es África y cuando el decorado es otro actor de la película.
Así que esa fotografía, nos hace volar hacia el pasado anclada en el presente y no sobran ni actores ni personas, ni trenes, ni casas ni leonas; por lo tanto ese equilibrio lo consiguen y lo hacen con maestría, con dignidad; y desde lavar un cabello sin artilugios técnicos, que al verlo todos soñamos hacerlo o que nos lo hagan, allí justo en ese margen de río que puede ser cualquier río. O cuando nos desvía con elegancia visual fantástica del disparo hacia el felino a los labios sangrados por el rojo de otra hembra y casi podemos sentir a pleno sol con el olor a muerte, el deseo en su boca... y de ahí a unas noches irreales que cuando ocurren, lo hacen dulcemente.
Su guión, se basa en un texto hermoso, por sentido, en cierta forma verídico y humano, pero el arte de Karen Blixen se ve reforzado, por lo que su pluma solo alcanza después de haber estado en ese África aristocráticamente personal, que ella vivió y que la película reproduce para lujo de los espectadores y también de sus lectores pasados y futuros, convirtiéndolo en varias historias de pasión.
¿Y qué nos hace sentir esta obra maestra?
Pues, ni más ni menos que el sentido del amor, un amor pasional y efímero, pero no por ello, menos eterno que el continente que lo forja, no menos hermoso que los paisajes que conoce, no menos fuerte que las gentes que lo habitan, no menos real que la muerte que lo persigue, no menos convulso que los tiempos que vive, no menos onírico y frágil que el mundo que describe...
Y no hablo solo de amor hombre-mujer-hombre, que se da, sino de como el mundo se observa desde ese caleidoscopio de alma enamorada, que a su vez necesita enamorarse, que debe enamorarse, que es imprescindible que se enamore, porque sabe que ese es el lugar y el momento y por eso Karen amará todo, empezando por ella, por su pasado y presente, por lo que la rodea y lo que está viviendo, hasta que deje de estar y el amor pase a otro estado, para nuestra suerte, su memorias y su futuro.
¿Existe otro amor posible? si has vivido ese, no puede existir otro que lo sustituya, que lo iguale, que lo asemeje. Si has vivido ese África, cualquier otra parte del planeta te parecerá yerma, incolora e inmóvil.
El final de los personajes, de aquel África colonial y su tiempo, es lo que permite validar que todo ha sido cierto, que el amor acaba como empieza, sin esperarlo, aunque todos podían pronosticarlo y desearlo.
Hoy África sigue allí, y la casa de Karen Blixen y las colinas de Ngong y las migraciones de ñu y los masáis... También los turistas y un mundo menos clasista e idílico, aunque igualmente injusto para los de siempre. Puedes visitarlo, pero no te hace falta, si solo buscas amor o enamorarte.
Hoy el amor, el verdadero, el pasional, el que sube hacia las nubes y vuela y muere allí... sigue estando. Y para quien ha estado o quiere estar, escuchar la banda sonora de Memorias de África, nos hace imaginar por minutos, seguir allí volando, entre un cielo de pasión y una tierra de esperanza, los mejores posibles..., sin dialogo o mejor contando cuentos, que improvisamos instintivamente mientras se abren los sentidos y sabemos que estamos vivos y vivimos al tiempo por un tiempo.
( fue comentario nov. 2007 del Señor de la Vega para el Señor de la Vega cuando solo él estaba)
Safe #0904233113493
8 esgrimieron la palabra +-----:
No creo en las casualidades , creo firmemente en las CAUSALIDADES , la causa por la que está ud aquí ? no la sé , pero sé que ha llegado en un buen momento , porque ? tampoco lo sé , aun no lo sé , pero me alegro !
Bienvenido !
Buenas tardes, Señor De la Vega:
¡Qué calor tan aplanador!, y ¡qué temperatura estupenda dentro de su cueva!.
Leí el libro, de Isak Dinesen: “Memorias de África” y creo que vi la película tres años más tarde de su estreno. También me encantó. Qué merecidos los siete Oscars que se llevó.
-En la fotografía que usted puso, en la que Karen Blixen estaba junto a Arthur Miller, Marilyn Monroe y Carson McCullers, pensé qué mujer tan elegante e interesante y lo bien escogida que había estado Meryl Streep para representarla.
No es mi película favorita, pero es una de las que no te cansas de ver.
Todos los actores están perfectos en su papel, la fotografía es una maravilla, lo mismo la música, la ambientación, ...
Y Denys...y la narración de cuentos de ambos...
En fin, que en esa película están bien hasta los leones.
Saludos. Gelu
Buenas noches, Señor Zorro:
Se me ha ocurrido dejarle este vídeo Youtube: Memorias de África – Mozart
Ya sé que en esta entrada no va a contestar comentarios, pero creo que le gustará.
Un abrazo.
SEÑOR ZORRO
No me atrevía escribir aquí.
Lo siento como terreno sagrado.
Es la cuna donde nació un hermoso sueño, que sigue generando sueños
En la vida, uno se tropieza con milagros y usted en un comentario, en una vergüenza por timidez,se tropezó con su propio milagro, el que vive de su sensibilidad y le permite escribir con una espada que toca corazones, toca temas interesantes, se clava en injusticias y acaricia el amor
las letras dagas,
penetran silencios y
rasgan las almas
un zorro toca
almas con espada de
prosa y balcón
Siguen más validos que nunca en mi corazón, esos viejos haikus que un día le escribí.
Es realmente,- y lo digo con toda la sinceridad de la que soy capaz´- un honor estar hoy aquí, en este hermoso inicio.
Un beso inmenso para usted y para Gelu, que fue vínculo, para descubrir, y admirar esta entrada
Buenas tardes, Señor De la Vega:
Al igual que Gizela considero un honor poder entrar en su casa.
He vuelto a releer -muy despacio- su entrada de esta película, MEMORIAS DE ÁFRICA, y se me ha ocurrido que debo dedicar un ‘post’ al Señor Zorro.
Cuando la tenga completa pondré el ENLACE.
Hasta entonces, le dejo este vídeo con el Cuento de Karen.
Abrazos para los dos.
Buenas tardes, Señor De la Vega:
He visto la puerta abierta, y después de llamar varias veces, he entrado en su casa.
He visto 'caducados' los regalos que le dejé, lo cual me confirma que debemos dar algo que nos pertenezca porque si no ocurren estas cosas.
Le enlazo Banda original película Memorias de África acompañada de imágenes.
En mi entrada , compruebo que ha pasado igual con los vídeos de algunos usuarios YouTube que elegí. Tendré que hacer reparaciones.
Un abrazo
Buenas tardes Don De La Vega
Y Gelu olvidó cerrar la puerta y me colé yo....
Son preciosas la imágenes el vídeo que le regala Gelu ...
Las puestas de sol, son un buen regalo...y perteneces a cada quien,si sabe suspirárlas...son de los regalos que nunca caducan...
Besosssss a los dos
Publicar un comentario