Después de hablar de una muerte que desmiembra el continente vecino, no sabía bien como entonar mi siguiente escrito, porque excepto los poemas que sugieren su propia melodía, la prosa siempre necesita de cantos y ritmos que la lloren, la rían o la exciten, y como la muerte solo se debiera acompañar con vida, buscaba un instrumento que viviese pegado al hombre y lo llenase de energía.
Y solo pude pensar en la guitarra por ahora.
Y al hablar de ella, por ser popular su historia se pierde en la noche de los nombres que la usaron; solo mencionar, que si de algo España se ha apropiado, para después parir una hermosa partitura, ha sido del instrumento más sonado, y del que mejor acompaña humanamente a la cultura, claro está, a la nuestra.
Se menciona en las historias de ella escrita, lo que un capellán (Covarrubias), mencionaba al hombre más poderoso del momento (Felipe II), “La guitarra no vale más que un cencerro, es tan fácil de tocar que no existe un campesino que no sea un guitarrista".
Y será por este extremo, que es humana como pocos instrumentos y vulgar o real, como su fuero.
Claro que los virtuosos de la guitarra, han luchado por introducirla en los conciertos, pero entró en la orquesta después de haber pasado por el pueblo, y sin nunca separarse en sus diversas formas y manejos, de esa impronta de calle que la hace tan cercana, tan fácil de asumir por el más talentoso o la oreja menos solfeada y más mamada de jondo duende y de salero.
De la guitarra española como madre, en su raíz flamenca o con su versión clásica, como hijas legítimas, a las acústicas y eléctricas como bastardas triunfadoras, todas han sido tocadas por todos y en todas partes, y "naide", como diría al cante que acompaña, puede dejar de emocionarse cuando escucha otro estilo, otro palo, otro modo de hacer sonar los trastes y vibrar las cuerdas a través del altavoz o el aire.
La guitarra nació para acompañar la voz del hombre, instrumento complejo éste y lleno de extraños sentimientos, la voz necesitó de un cuerpo y la guitarra de un alma en su redoble, y se la robó al cantor, al quejido, al suspiro, y lo mezcló con el rasgar de las manos que han hecho al mono erguido un dios con nombre.
La guitarra solista, nos deleita y sirve para interpretar mil partituras, pero solo cuando sugiere sentimientos de la gente, ocupa y pierde miedo, derrocando cualquier otro instrumento con descaro, porque no importa la finura de su toque, sino su eco, su derroche, su voz y ritmo alborotado.
Así para mí, como caballero y poeta de los salones vacíos que siempre ocupo, sólo me queda el redoblar de la guitarra, sensual dulce y amarga, dependiendo del rasgado que se invoque; y te pienso en cada curva mi señora, sin que nunca tu madera esté fría a mi caricia, a mi contacto, buscando afinarte con la simpatía de mi latir profundo y continuado, mientras sueño con posar mis yemas heridas en tus cuerdas y deslizarlas hasta llegar a tu boca, golpear tu orgasmo con mi dedos, deseando tu ritmo complejo mientras te amo, tu gemido de éxtasis sincopado con el mío. Te deseo a ti, mi señora, de carne y besos, inflamada de flamenca melodía, que cruza mares, volviendo cargada de gritos y acoples que me electriZan.
J. de la Vega Z+-----
Nota: Música de guitarra española y su descendencia: Puesto que la selección es tan amplia, la lista es muy mejorable, si alguien me sugiere algo imprescindible lo añado.
Y solo pude pensar en la guitarra por ahora.
Y al hablar de ella, por ser popular su historia se pierde en la noche de los nombres que la usaron; solo mencionar, que si de algo España se ha apropiado, para después parir una hermosa partitura, ha sido del instrumento más sonado, y del que mejor acompaña humanamente a la cultura, claro está, a la nuestra.
Se menciona en las historias de ella escrita, lo que un capellán (Covarrubias), mencionaba al hombre más poderoso del momento (Felipe II), “La guitarra no vale más que un cencerro, es tan fácil de tocar que no existe un campesino que no sea un guitarrista".
Y será por este extremo, que es humana como pocos instrumentos y vulgar o real, como su fuero.
Claro que los virtuosos de la guitarra, han luchado por introducirla en los conciertos, pero entró en la orquesta después de haber pasado por el pueblo, y sin nunca separarse en sus diversas formas y manejos, de esa impronta de calle que la hace tan cercana, tan fácil de asumir por el más talentoso o la oreja menos solfeada y más mamada de jondo duende y de salero.
De la guitarra española como madre, en su raíz flamenca o con su versión clásica, como hijas legítimas, a las acústicas y eléctricas como bastardas triunfadoras, todas han sido tocadas por todos y en todas partes, y "naide", como diría al cante que acompaña, puede dejar de emocionarse cuando escucha otro estilo, otro palo, otro modo de hacer sonar los trastes y vibrar las cuerdas a través del altavoz o el aire.
La guitarra nació para acompañar la voz del hombre, instrumento complejo éste y lleno de extraños sentimientos, la voz necesitó de un cuerpo y la guitarra de un alma en su redoble, y se la robó al cantor, al quejido, al suspiro, y lo mezcló con el rasgar de las manos que han hecho al mono erguido un dios con nombre.
La guitarra solista, nos deleita y sirve para interpretar mil partituras, pero solo cuando sugiere sentimientos de la gente, ocupa y pierde miedo, derrocando cualquier otro instrumento con descaro, porque no importa la finura de su toque, sino su eco, su derroche, su voz y ritmo alborotado.
Así para mí, como caballero y poeta de los salones vacíos que siempre ocupo, sólo me queda el redoblar de la guitarra, sensual dulce y amarga, dependiendo del rasgado que se invoque; y te pienso en cada curva mi señora, sin que nunca tu madera esté fría a mi caricia, a mi contacto, buscando afinarte con la simpatía de mi latir profundo y continuado, mientras sueño con posar mis yemas heridas en tus cuerdas y deslizarlas hasta llegar a tu boca, golpear tu orgasmo con mi dedos, deseando tu ritmo complejo mientras te amo, tu gemido de éxtasis sincopado con el mío. Te deseo a ti, mi señora, de carne y besos, inflamada de flamenca melodía, que cruza mares, volviendo cargada de gritos y acoples que me electriZan.
J. de la Vega Z+-----
Nota: Música de guitarra española y su descendencia: Puesto que la selección es tan amplia, la lista es muy mejorable, si alguien me sugiere algo imprescindible lo añado.
4 esgrimieron la palabra +-----:
Tiene usted un gusto exquisito para la música, aún sigo perdida en su blog. Me entusiasma el flamenco y aquí estoy deleitándome.
Por cierto me gustaría tener la versión de La Llorona de Art Jaramar, la busqué esta mañana sin suerte. Si sabe cómo puedo conseguirla se lo agradecería.
Un abrazo
Cromatica, que acordes más lindos, sentir que alguien se pierde en el cuerpo de mi guitarra y vibra con las notas de esta entrada conmovida.
Sobre llorona, esta todo dicho en el Post de la Cebolla.
Abrazos, Z+-----
Perfecto acompañamiento para dejar impresa una huella.
Mis felicitaciones.
Olga S.Isidro, perfectamente ustedes me acompañan. Volví a esta gruta para escuchar un poco de redoble y eché de menos el toque de guitarra, cuando el alma anda rasgada.
Besos mi señora, Z+-----
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